domingo, 27 de enero de 2008

Cóctel a la chilena III. Más para picar

Copihues rojos y blancos, tomado de biblioredes.

Cóctel a la chilena III. Más para picar...

He estado haciendo recuerdos…. Pero todos sabemos que la memoria es muy frágil y para no caer en errores ¿que mejor que acudir a las fuentes? –cosa que no siempre resulta fácil-. Menos mal que hay quienes dejan registrados hechos de nuestro devenir como país y nos permiten tener a través de libros, fotos, canciones, recetas, relatos, cartas y demases hechos y situaciones de nosotros los chilen@s, que solemos olvidar.

A raíz de un comentario radial de la semana que termina, en el que dos personas conversaban de cómo nos veían nuestros vecinos y como éramos fuera del país –me llego casi a dar vergüenza de ser chilena- y afortunadamente me vino a la memoria un “hito”; nuestra presentación en sociedad en la Expo Sevilla ’92.

Quizá el nombre les suene; con suerte, algunos recordarán algo sobre esa: nuestra presentación ante el mundo después de años en que como país éramos percibidos con una imagen que reflejaba una “tierra remota y primitiva con muchos muertos y muchos pobres a la cual se dirige una mirada permanentemente compasiva”... (cita de "El Pabellón de Chile", bello libro cuya dirección estuvo a cargo de un gran diseñador gráfico de nuestro país)... imagen que obviamente había que cambiar.


La idea del equipo humano que tuvo que “inventar” el lenguaje que permitiera transmitir que éramos otros, distintos, “evolucionados”, modernos, llenos de muchas cosas propias, novedosas para aportar y compartir con el resto del mundo, se plasmó en este Pabellón de Chile de la Expo Sevilla ’92. ¿Qué recordamos de ella?... El Iceberg!!!!!



Foto portada del libro: El Pabellón de Chile
Huracanes y maravillas en una exposición universal.
La Maquina del Arte S.A. Junio 1992.



Había que sentar las diferencias entre Chile y el resto de los países; sacudirse la imagen antigua y mostrarnos en todo nuestro esplendor. Difícil tarea les tocó, pero que maravilla el resultado. En el libro comentan que para el traslado del témpano remoto tuvieron que inventar toda una aventura para que llegara a destino, una idea con dejos de humor y resabios de hazañas de cuentos infantiles; cuya metáfora romántica era la del viaje al fin del mundo, plagada de aventuras y peligros extraños, una travesía de miles de kilómetros y mantenerla con vida en condiciones complejas.

Recuerdo las caras, las críticas, los infaltables pelambres que circulaban por estos lados. Menos mal que no se “achicaron” y sacaron adelante la tarea, no se trataba de llevarse solo el témpano, era albergarlo en las mejores condiciones para exhibirlo, junto a todo lo que chile quería mostrar que era y lo que teníamos para ofrecer al mundo.



Foto edificio del pabellón Chileno
1.700 metros cuadrados
Arquitectos José Cruz Ovalle y Germán del Sol.


Que acierto no hacer una construcción de plástico, acero y vidrio, usaron madera para representar este país con importantes recursos naturales. El pabellón es una verdadera “joyita” de madera, ¡y madera de pino!, levantado por maestros con: serrucho, martillo cepillos y clavos en mano. Fue percibido como la obra de arte que es. Bello, luminoso, enorme, bien pensado y bien hecho.

Imagen Corporativa
Director creativo. Eugenio García
Director artístico. Guillermo Tejeda
Desarrollo del diseño gráfico: Mauricio Carrasco y Nevenka Marsic.


Y vamos sumando, edificio + imagen corporativa, ahí fluyeron los talentos, creando un conjunto de elementos en distintos soportes, limpios, modernos, potentes. ¡Viva Chile!

¿El resultado? Una increíble conjunción de nosotros, desde una mirada positiva y propositiva, moderna, alegre, atractiva, una mezcla de tienda/museo súper hiper moderna; con la enorme “escultura de hielo” en una nave que parece de iglesia, con dejos de emporio, bazar o boliche de cualquiera de nuestros barrios, de puestos de ferias o de la vega, de picadas, de poetas, escritores y pintores, de nuestros productos.


Foto Vista general del pabellón
Todas las fotografías del libro son de:
Alejandro Barruel y Luís Poirot.



El hielo rompe el hielo… creo que con este intento de recordar y resumir lo que fue nuestra presentación en sociedad ante el mundo en pleno siglo XX, me siento medianamente satisfecha y puedo seguir con la tarea auto impuesta de compartir algunas recetas de nuestra tradición; de paso refrescar nuestra memoria, y deleitar el paladar. Los dejo con una imagen en la retina, nuestra marraqueta en Sevilla ‘92.



La marraqueta en Sevilla.


3 comentarios:

Anabella dijo...

Estoy en deuda con las recetas que quería compartir esta vez , se me hizo "agua" el fin de semana... prometo incluirlas durante la semana.
Anabella.

Anónimo dijo...

felicidades por todas las recetas nuevas,tendremos que agregar mas hojas a nuestros recetarios manuales ayudantes permanentes en nuestras cocinas
cogratulaciones por ello
mimi

Anónimo dijo...

te felicito por compartir con nosotras tus conocimientos,tasn necesarios llegado el momento de compartir con las amigas un taguito con esas exquisiteces de tus recetas
espero que sigas adelante en este gran proyecto
patricia contreras