Fines de Mayo, viaje con el objetivo de conocer un poco más
de la región de Atacama, su gente, sus historias, técnicas productivas, la
diversidad natural y cultural de algunas
comunidades y por supuesto sus comidas y bebidas; para colaborar a su visibilización
y difusión.
Llegada y primeras impresiones.
Saliendo del aeropuerto de Copiapó. Foto de Anabella 05 2016
Por los caminos de Atacama, Foto de Anabella 05 2016
Esta vez llegar a Copiapó implicó madrugar, esperar, viajar,
llegar, esperar y subirse a vehículo para ir hasta la plaza de Copiapó, anteriormente
había hecho más de un viaje, por avión y en auto - que tiene la ventaja que uno
va poco a poco viendo cómo cambia el paisaje-. Bajarse de un avión, si uno
viene del “sur” causa impacto. Extensas planicies casi sin vegetación y los cerros lejanos anuncian que estamos en zona de clima semiárido en la puerta del
desierto de Atacama.
Vista de Plaza de Copiapó. Foto de Anabella 05 2016
Astromelia, foto tomada desde internet.
http://floradechile.cl/monocoty/species/aalphili.htm
Y mientras recuerdo vagamente imágenes del paisaje florido
del año recién pasado, se me viene a la memoria una actividad en que participe en
Octubre del año pasado; “Con la Tierra somos uno” que junto con charlas sobre
soberanía alimentaria e identidad campesina, se montó una pequeña feria de
productos campesinos locales. Producto de puro respeto a la tierra y el medio ambiente; es decir sin químicos, en la forma mas tradicional de trabajo de la tierra campesino.
Una que no sabe de muchas cosas, se pone a
preguntar. Consulté con una señora que junto a sus hortalizas, tenía unas
lindas flores “Astromelias”. Preocupada porque como suelo verlas en florerías o
la pérgola en Santiago; pensaba que estas flores no tenían vínculo con ese territorio. Me llevé
una gran sorpresa cuando ella, con gran paciencia me explicó. Estas flores eran
originarias del desierto florido, se llevaron a Holanda y allá “algo les
hicieron” y ahora tienen tallo largo y nosotros se las compramos. ¿Sabía? Aquí encontré información que corrobora los dichos de la señora http://www.lagranepoca.com/archivo/31406-patentan-plantas-autoctonas-pagar-derechos-pero-cobran-regalias.html
Sentada en la plaza, esperaba me pasaran a buscar y seguía pensando en lo poco
que sabemos y valoramos nuestro patrimonio; aunque hay que reconocer que
últimamente crece el interés por este tema… divagaba... y me llega una foto al
teléfono. Una amiga del sur, desde Concepción compartía su felicidad porque se
estaba iniciando la temporada de hongos, y he aquí su foto (sacando pica).
Concepción. Canasta con Changle y Loyo. Foto de R Moya, 05 2016
Inevitable comparar; qué diferencia hay hoy en día en cuanto al conocimiento de productos y preparaciones sureñas, en relación a las nortinas.
Pareciera que la gente se entusiasma más con los paisajes sureños, más verdes,
más llenos de vegetación, ríos y lagos. Pocos aprecian los encantos y bellezas
nortinas, con sus cerros escasos de vegetación pero no de minerales, con
algunos fértiles valles, que dependen tanto del agua -cada vez más escasa-. Del
norte siempre se habla en verano, y más que nada en relación a sus balnearios,
tierra adentro se suele destacar por sus cielos y la posibilidad de ver las
estrellas. Les aseguro que hay mucho más… solo hay que tener ganas; darse en
tiempo, recorrer, observar y escuchar. Hasta las piedras nos cuentan de su
historia.
Recortes prensa local. Foto de Anabella, Mayo 2016
Entrando
a reunión de trabajo junto Carmen a mi anfitriona; mi mirada se detiene en el diario
mural de INDAP; me vuelve el alma al cuerpo… no soy la única que cree que hay
mucho por recuperar y destacar en la zona, se nota por los recortes de prensa.
De eso hablamos largamente, que y cómo hacer para potenciar lo que ya se viene
realizando. ¡Vamos por eso, porque la región tiene lo suyo!
Mapa turístico de la zona, pegado en un muro. Foto de Anabella, Mayo 2016
Nos fuimos… ojo atento en el camino, mientras conversamos con Carmen, surgen mil ideas y atenta al camino y el paisaje... cerros y cerritos, poca vegetación, y de pronto el paisaje se va poniendo más verde. Se divisan algunos cactos de los que dan fruto, el copao. Luego el terreno se va poniendo más verde y florece la vida; vamos entrando a Perales. Me comentan que cerca estaba el lugar donde se quería instalar la termoeléctrica Castilla, todo este sector se hubiera transformado.
Del Copao, la rumpa fruto endémico III y IV regiones. Foto de Anabella.
Avanzamos lentamente rumbo al lugar donde almorzaríamos,
comida de campo. Me explican que en los huertos y pequeños predios, se sigue
plantando y cosechando a la “antigua”, sin uso de agroquímicos. A orillas del
camino cambia el paisaje, nos acercamos a Totoral; el lugar es una “aguada”
muy antigua donde transitaban caravanas desde la cordillera hacia el mar desde
los tiempos precolombinos. A ambos lados se despliegan vegas con totorales y breales
que verdean el paisaje y en ellos la diversidad en flora y fauna local. Algunas
personas de la localidad son artesanas, realizan canastos y otros objetos con
estas fibras, usando técnicas centenarias.
En Totora, brea y totora en usos constructivos. Foto de Anabella, Mayo 2016
Afortunadamente, también hay personas que mantienen vigentes
las técnicas de trabajo de totora y brea para usos constructivos. Me entusiasmo
al ver varias casas con techumbres de estas fibras. Y me deleito con un portón, que es un muestrario en tamaño gigante de las habilidades de algún
maestro/artesano local. Lindo trabajo que combina ambos materiales y tramas.
El hambre cunde… llegamos a destino; pero nos fue mal. La
dueña del local que siempre está ahí y ofrece almuerzos de campo; justo ese día
se fue a la ciudad a hacer trámites, obligadas a seguir camino hacia la costa y buscar comida
por otro lado. No sin antes apreciar el bello techo del local, una casa de barro
con techo “cuyano” como también lo llaman.
Una que no es de la zona, altiro piensa en qué pasaría con
la lluvia. Ahí mismo me dicen que nada, que las fibras están en varias capas y
que se hinchan con la humedad y lluvia, por lo que el agua corre y no penetra.
Siglos de construir y techar de esta forma y yo dudando…
Seguimos camino y me quedo con una sensación cálida de
alegría, a pesar del hambre. Materiales vegetales –totora y brea-que se
salvaron (de la termoeléctrica), un oficio que no se ha perdido, y gente que
prefiere seguir usándolo en sus viviendas y con eso preservan y reaniman el patrimonio
local. En otra vuelta sabremos con que se cocina y que se come por ese bello
pueblo.
Techo de totora (peines) Foto de Anabella, Mayo 2016.
Continuara…
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